A pesar de que el precio de la entrada es algo elevada merece la pena si quieres pasar un día interesantísimo y lleno de cultura real (real de realeza) inglesa. Hay que resaltar lo de día porque no es una torre (como podría interpretarse del nombre), son muchas y entonces lleva su tiempo.
Lo mejor es comenzar con una visita guiada. Los guías -o al menos el que nos tocó a nosotros- no sólo conocen perfectamente el lugar, las costumbres y la historia, sino que también aseguran risas, sorpresas y mucho mucho teatro.
Quién iba a pensar que el lugar en el que ahora se encuentran las joyas de la corona y es patrimonio de la humanidad había sido palacio real y también cárcel. Parece contradictorio, pero es lógico. Porque a los reyes lo importante es que no entren a matarlos y a robarles, y a los presos lo que importa (más al resto de la sociedad que a ellos mismos) es que no salgan. En conclusión: lo que importa es el envoltorio, en este caso la famosa Torre(s) de Londres.
A parte de poder “disfrutar” viendo instrumentos de tortura, antiguas armaduras y múltiples regalos a la corona inglesa se pueden ver las JOYAS DE LA CORONA.
Son muy impresionantes, sobre todo las puertas que las protegen. Además han diseñado un sistema muy ingenioso (aunque no novedoso) para que la gente no se quede embobada viendo el mayor diamante pulido del mundo y el resto de pertenencias de la Queen.
Una cinta transportadora (como las que hay en el aeropuerto de barajas, o como unas escaleras mecánicas pero planas) es la única forma de ver las joyas desde cerca. Es IMPOSIBLE pararse a verlas con tranquilidad, la cinta sigue su curso y evita aglomeraciones de personas. Eso es ingenio para evitar colas y no las cajas de supermercado tecnológicas sin cajero o cajera de “cóbrese usted mismo”.
Continuará...
Migueliussss!! Que me he leiodo tu blog. Me ha gustado un montón porque a mi Londres me encanta. Espero que lo estés disfrutando y que te cunda mucho el master.
ResponderEliminarUn besillo
ALBA FDEZ